Hoy ha llegado a nuestro espacio "Cátedra de Paz" proyecto orientado por los psicólogos Elvinia González y Julio Aníbal Sandoval, desarrollado por los jóvenes de grado 11 de nuestra institución.
Hemos hablado del AMOR como valor fundamental para que la PAZ sea posible.
Mi mayor encanto, ver a los niños construir su pensamiento y expresarlo en su nivel de escritura y en sus inigualables dibujos.
El árbol de los Valores
(Cuento)
Había una vez un bosque que tenía muchos árboles y coloridas flores. Allí las mariposas enlazaban cientos de colores, mientras que otras se embriagaban con su dulce néctar.
Aveces, estás mariposas, por los penetrantes rayos se vislumbraban de color plata y otras de color oro.
El hada Sarita que recientemente había llegado al bosque, se maravillaba mirando la fraternidad del paisaje, hasta que fijó su mirada sobre una mariposa que con un mágico aleteo colocaba diferentes valores a las hojas de los árboles. Asombrada por lo que estaba viendo, el hada Sarita se acercó a preguntar:
- ¿Por qué esos árboles son tan hermosos?
La mariposa Rosa que era la guardiana de los árboles, con una dulce sonrisa le contesta-Su belleza se fundamenta en que sus hojas están construidas con valores humanos.
- ¿Qué son valores? curioseó el hada Sarita.
Los valores son los que hacen que las personas sean mejores cada día, reveló la mariposa Rosa.
Al enterarse de esto, el hada Sarita pidió que le enseñara a construir el árbol de los valores; y la mariposa Rosa le entregó unas hojas para que las seleccionara.
Escogió el valor de la DIGNIDAD y la RESPONSABILIDAD para las raíces,
el valor de la INTEGRIDAD para el tronco,
el valor de la AMISTAD y el RESPETO para las ramas y finalmente,
el valor del AUTOCONTROL, el DIÁLOGO; EL ESFUERZO, el TRABAJO, la VALENTÍA, la AUTOESTIMA y la DIVERSIÓN para las hojas.
Después de haber terminado de construir el árbol de los valores se marchó a jugar, y volando libremente por el bosque, dejaba un círculo de luz tras su vuelo, para que las mariposas lo atravesaran.
Enseguida bajaron a los llanos del bosque, formaron un círculo sobre los verdes hierbas y bailaron alegremente entre cantos y música el hada Sarita aprendió a bailar el vals de las mariposas, y con este mismo baile se acercó al árbol de los valores, pero lloró tristemente cuando descubrió que su árbol era el único que no había florecido.
Viendo la mariposa Rosa el llanto del hada Sarita se acercó y le explicó: - Tú árbol no ha florecido porque entre los valores que te dí a escoger no escogiste el valor más importante.
-¿ y cuál es el valor más importante? preguntó el hada Sarita entre lágrimas.
-¡El valor más importante es el AMOR! reveló la mariposa Rosa
Al escuchar ésto, el hada Sarita voló velozmente y colocó el valor del AMOR sobre el árbol y éste comenzó a florecer.
Con este acontecimiento el hada Sarita entendió la importancia de los valores, y sobre todo el valor del AMOR.
¡Y colorín colorado, este cuento ha terminado!
Mañana cada niño trae un símbolo que para él represente el AMOR, y continuamos...
LAS EMOCIONES
Las emociones si importan
LAS EMOCIONES
Las emociones si importan
Tomada de Google imágenes ¿Qué te da miedo? |
TODOS SOMOS IGUAL DE IMPORTANTES
Escuchamos el cuento
La primera discusión. Cuento sobre la Luna y el Sol
www.cuentos.com
Hace muchos, muchos años, tantos que ya nadie sabe precisar,
Dios creó el mundo.
En él colocó las maravillas más increíbles: el agua, las
montañas, las nubes, las estrellas, el sol y el cielo, entre tantas otras.
Dicen que cuando el sol y la luna fueron creados, se conoció
la primera discusión. Como ambos brillaban, Dios consideró que sería mejor que
cada uno iluminara en momentos diferentes del día.
A la luna le asignó la noche
y por ser ésta tan oscura, creó las estrellas para que la ayudasen a
iluminar con sus mejores destellos.
Las estrellitas estaban felices con su misión, pero no así
el sol y la luna.
En lugar de agradecer y cumplir con alegría la tarea que
Dios les había asignado, empezaron a discutir sobre cuál de los dos era mejor y
más importante.
– ¡Sin mi no habría día! – Decía el sol presumido.
– ¡Sin mi la noche no sería lo mismo! – Contestó la luna.
– ¡Eres pálida! – Gritó él.
– ¡Y tu pareces una bola de fuego! – Replicó ella.
Las estrellas miraban a uno y a otro sin poder creer tan
inútil discusión.
– Yo iluminaré las noches de los enamorados – Dijo la luna
en forma desafiante.
– Y yo haré crecer la vegetación con mi luz – contestó el
sol.
Cansadas ya de tanta pelea, las pequeñas estrellas
intentaron que ambos entraran en razón, sin mucho éxito por cierto.
– Los dos son hermosos y por igual importantes. Dios no crea
seres feos o inútiles. Todos tenemos una misión que cumplir en este mundo, cada
uno la suya y ninguna por encima de la otra – Les dijo una de las estrellitas,
mientras le guiñaba el ojo a todo el resto. Dicen que cuando las estrellas
titilan, es que le están guiñando un ojo a otra.
Ni el sol, ni la luna depusieron actitudes. Uno creía que
era más importante que el otro y ninguno estaba dispuesto a ceder.
Sin saber cómo terminar con tan tonta pelea, las estrellitas
se juntaron en grupos a pensar una posible solución. Parece ser que, de esa
manera, se formaron las primeras constelaciones.
– ¡Tengo la solución! – Gritó el lucero – ¡Llamaremos a las
nubes!
– No entiendo en qué nos podrían ayudar – Contestó otra
estrellita.
– Ya verás – Dijo el
lucero, quien aún brillando mucho más que todas las demás, no hacía alarde del
don que había recibido.
Y partió a encontrarse con las nubes. Para su sorpresa, vio
que todas estaban muy tristes.
– ¿Por qué esas caritas? – Preguntó preocupado.
– No tenemos claro
para qué hemos sido creadas – Contestó la nube más gordita
de todas – No damos luz, ni calor, tampoco brillamos.
– Estamos todas desparramadas – Agregó otra muy pomposa,
pero desanimada – Unas por aquí, otras por allá.
– Ese es el problema – Dijo el lucerito – Que están todas
desparramadas. Si se unen y se quedan muy, pero muy juntas, producirán lluvia y
con ella algo indispensable para el planeta.
Las obedientes nubes probaron unirse unas con otras y ese
fue el primer día que llovió en el mundo.
Ya más tranquilas y contentas, las nubecitas preguntaron:
– ¿En qué podemos ayudarte? ¿Necesitas que hagamos llover en
algún lado?
– No precisamente – Contestó la estrella – Las necesito para
poner fin a una discusión absurda.
Sin entender demasiado, pero dispuestas a ayudar a su nuevo
amigo, las nubes emprendieron el viaje hacia donde estaban el sol y la luna.
En el camino, el lucerito les contó sobre la discusión que
mantenían y también acerca de la idea que él había tenido para que se pusieran
de acuerdo de una vez y para siempre.
Al acercarse, ya se escuchaban los gritos.
– ¡Yo soy el rey sol!
– ¡Tu de rey no tienes nada! Mi brillo no se iguala a ningún
otro – Dijo la luna.
– Sin mi no habría vida – gritó el sol.
– Es hora de intervenir – Dijo el lucero a las nubes.
Pidió a todas: gordas, delgadas, pomposas, finitas, más
claras y más oscuritas, que se pusieran mitad delante del sol y la otra mitad,
delante de la luna.
Las nubes obedecieron y de pronto, el único brillo que se
vio en el cielo fue el de las estrellas
Ambos quedaron opacados por las nubes y sin saber qué decir.
De pronto, aquel brillo que cada uno de ellos sostenía era el mejor, había
desaparecido. Ya no había de qué jactarse.
– Ahora falta que se empiecen a pelear a ver quién de los
dos brilla menos – Pensó el lucerito.
Por suerte, nada de ello ocurrió. Seguían mudos, sin
entender cómo de repente, en un abrir y cerrar de ojos, eran iguales el uno al otro, opacos, sin destellos, ni luz.
– ¿Han visto que no había de qué presumir? – Preguntó
triunfante el lucerito y continuó:
– Si las nubes se lo proponen, los opacan por completo. Eso
les demuestra que todos tenemos una razón de ser y un por qué, no hay uno más
importante que el otro. Todos y cada uno de nosotros, tenemos una misión que
cumplir en esta tierra y un lugar que ocupar.
Dicen que, detrás de las nubes, el sol se puso más rojo de
vergüenza y la luna empalideció por la actitud que había tenido.
Ambos entendieron lo que el lucerito les había querido
demostrar y cada uno fue a ocupar su lugar, en paz y sin molestar al otro.
Las nubes estaban felices por haber encontrado su misión y
haber podido ayudar.
El sol y la luna no volvieron a pelear jamás y el lucero,
aún hoy, guiña el ojito a todos y cada uno de nosotros -por cierto- todos iguales de importantes.
Fin
Conversatorio libre sobre el cuento
¡ADIÓS MIEDO!
Cantamos y bailamos con Alejandra
Creamos monstruos aterradores
¡Unidos por la paz!
- Respetar la voz del que habla
- Dialogar y perdonar en el "Rinconcito de la Paz"
- Cuidar las personas
- Cuidar el mundo
- Ayudar
¿POR QUÉ MI CUERPO ES IMPORTANTE Y POR QUÉ ES ASÍ?
"Las partes de mi cuerpo
hoy voy a aprender,
y cuando me pregunten
yo voy a responder:
las manos son para aplaudir,
las manos son para aplaudir,
las piernas son para saltar,
los brazos para abrazar,
la boca es para cantar
y el corazón para abrazar
EL AFECTO
Es importante demostrar afecto a las personas que nos acompañan
HAY QUE APRENDER Y TAMBIÉN AMAR
¡En un momento especial, donde parece que aprendemos , no para servir, sino para ser servidos, vale la pena educar el corazón de los niños con la esperanza de una generación fundamentada en el amor!
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